Serendipity (2001), dirigida por Peter Chelsom, es una de esas comedias románticas que han logrado mantenerse vigentes gracias a su encanto, su calidez y ese toque mágico que envuelve a las grandes historias de amor. Protagonizada por John Cusack y Kate Beckinsale, la película se centra en la idea de que algunas conexiones están destinadas a suceder, sin importar cuántos obstáculos se interpongan en el camino o cuánto tiempo deba pasar.
Trama
La historia comienza de manera casual —o quizá no tan casual— cuando Jonathan (Cusack) y Sara (Beckinsale) coinciden en una tienda durante la temporada navideña de Nueva York. Ambos intentan comprar el mismo par de guantes, lo que desencadena una conversación que rápidamente se convierte en complicidad. Aunque los dos tienen pareja, el magnetismo entre ellos es evidente. Sara, firme creyente en el destino, deja que el universo decida: escribe su número en un libro que luego vende a una tienda de segunda mano y le pide a Jonathan que escriba el suyo en un billete que ella soltará al viento. Si los objetos regresan a ellos, será señal de que deben reencontrarse.
A partir de allí, la película se construye sobre la tensión romántica que surge de lo que pudo ser, pero quedó suspendido en el aire. Los años pasan y ambos continúan con sus vidas, aunque sin borrar esa sensación de que dejaron escapar algo importante. Esto marca uno de los puntos más fuertes de la película: cómo representa ese tipo de conexión que, aunque breve, permanece en la mente y en el corazón.
La narrativa se mueve entre la búsqueda, la nostalgia y la esperanza. Jonathan se debate entre casarse y seguir adelante o perseguir ese recuerdo que nunca pudo soltar. Sara, por su parte, intenta convencerse de que debe continuar con su vida en California, pero también siente ese llamado emocional hacia el pasado. La historia avanza con ritmo ágil, ligero y elegante, manteniendo un equilibrio entre humor, romanticismo y una pizca de fantasía.
Las interpretaciones de Cusack y Beckinsale aportan autenticidad al relato. Él transmite vulnerabilidad y romanticismo sin caer en lo cursi; ella encarna perfectamente la mezcla de sensibilidad, intuición y misterio que define a su personaje. Además, el reparto secundario —especialmente Jeremy Piven como el amigo leal y divertido de Jonathan— ayuda a dar vida a los momentos más humorísticos sin restarle profundidad al argumento.
Nueva York también juega un papel fundamental: la ciudad se convierte en un personaje más, con su atmósfera navideña, sus luces, sus cafés y sus calles cubiertas de nieve, creando un escenario perfecto para este tipo de relato. La música y la fotografía suman un tono cálido y sofisticado que envuelve al espectador.
Serendipity es, en esencia, una celebración del amor improbable, de las coincidencias que parecen guiadas por una mano invisible y de la idea de que, cuando dos personas están destinadas a encontrarse, el universo siempre encuentra la manera. Es una película ideal para quienes disfrutan del romance con toque mágico y de las historias que dejan una sonrisa al final.
Calificación: ⭐⭐⭐⭐⭐
La mejor película de romance, y no estoy dispuesto a debatirlo con nadie.
Disponible para comprar o alquilar en Apple TV.
